lunes, 29 de septiembre de 2008

Miénteme, dime que me quieres

Lo malo de las mentiras es que parecen tablas de salvación, pero no lo son. En una ocasión, sorprendí a mi marido en flagrante infidelidad y él empezó a disculparse torpemente con el socorrido "esto no es lo que parece". Iba a mentirme, claro, pero, en semejante situación, no se le ocurría nada. Así que le ayudé. ¿Cómo ha llegado aquí esta mujer? ¿Por qué está desnuda? ¿Es que está loca? Él supo entonces que me creería cualquier cosa que me contase. La rocambolesca historia de una mujer en cueros que había picado a la puerta a media tarde y se había abalanzado sobre él sin darle ni tiempo a reaccionar, justo en el momento en que yo llegaba a casa, salvó temporalmente nuestro matrimonio, pero también hizo que nos degradáramos ambos en aquella complicidad miserable. Así que, realmente, de aquel naufragio nadie se salvó. Acabamos los dos en el fondo, con nuestra mentira atada a los pies.

lunes, 22 de septiembre de 2008

El efecto placebo

Dadme cualquier cosa. Unas gotas verdes que tiñan lentamente un vaso de agua fresca, mientras se precipitan a su fondo dibujando volutas. Las miraré caer y después me beberé el remedio. Creeré, os lo prometo. ¿Cómo, si no, podría soportarlo?

viernes, 19 de septiembre de 2008

Sabiduría oriental

Proverbio chino: "Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito"